Sobrepeso y desnutrición

 

Resulta obvio. Comemos cada vez más, pero lo hacemos cada vez peor.  El resultado… un mayor índice de sobrepeso y obesidad . La ingesta hipercalórica que conduce al individuo a un estado de sobrepeso u obesidad, puede situarlo, en ocasiones, en un estado de desnutrición. Lo que come, no le aporta los nutrientes necesarios para una correcta alimentación.

 

La población infantil es la más afectada. Los niños son los adultos del mañana

 

Esta circunstancia implica consecuencias muy serias: los niños son más susceptibles a contraer enfermedades infecciosas, no alcanzan todo su potencial de crecimiento, presentan cansancio, inapetencia y dificultades a nivel cognitivo, en su capacidad de memoria, de concentración y aprendizaje. Además, las condiciones del desarrollo del bebé durante el embarazo también son determinantes para que el niño tenga o no probabilidades de padecer obesidad.

 

“El peso” de los genes

 

Por otra parte, la genética también incrementa las probabilidades de padecer estas patologías. Si durante varias generaciones se ha mantenido una nutrición deficiente, habrá una mayor predisposición al sobrepeso y la obesidad  y probablemente a la diabetes, debido a la acumulación excesiva y prolongada de energía durante varios años.

 

Hoy sabemos que hasta el 30% de las obesidades tienen una clara base genética. Por este motivo, el diagnóstico genético es parte fundamental del abordaje terapéutico.

 

Desnutrición: La enfermedad del exceso

 

Estamos acostumbrados, desgraciadamente, a asociar la desnutrición con los países del Tercer Mundo, pero cada vez se detectan más casos de desnutrición por una alimentación inadecuada (excesiva en grasas saturadas, harinas, etc.) o debido a desórdenes alimenticios (cuadros de anorexia y bulimia nerviosa) entre personas que viven en el denominado primer Mundo.

 

En plena Sociedad de la Opulencia nos encontramos con cuerpos desnutridos. La desnutrición es una enfermedad reversible, es la consecuencia de diversos factores, tales como falta de alimentación, a veces, problemas socio-económicos, negligencia en cuidados y/o enfermedad que impide la correcta absorción de los nutrientes. Se acompaña de diversos signos y síntomas y tiene diferentes grados de intensidad que van desde desnutrición leve hasta grave. Resulta obvio. Comemos cada vez más, pero lo hacemos cada vez peor.  El resultado… un mayor índice de sobrepeso y obesidad .

 

Signos físicos y psicológicos de la nutrición

 

  • Menor estatura y/o peso en relación a su edad.
  • Desarrollo inadecuado de sus músculos.
  • Atraso en la aparición de la pubertad.
  • Problemas de lenguaje, alteraciones del comportamiento (irritabilidad, hostilidad, indiferencia), falta de atención.
  • Piel seca, áspera y con escamas, fisuras en los labios, en casos de
    desnutrición grave, el niño presentará manos y pies fríos y azulados por
    la mala circulación.
  • Cabello seco, quebradizo y de color rojizo que se desprende con
    facilidad. Se puede observar que el cabello tiene varios colores.
  • Uñas frágiles y delgadas.
  • El médico puede encontrar otra serie de signos o síntomas más específicos para el diagnóstico de desnutrición.

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